domingo, 6 de mayo de 2012

El Cuerno de África.


Abdou Ramatou Baidi:

Os pido a todas, las que como yo, sois madres, que cuando alimentéis a vuestros hijos penséis que hay lugares en los que no podemos alimentar a los nuestros.
Comer y beber es un derecho fundamental para un niño y para las madres del Sahel es muy triste verse en la situación de no poder ofrecer alimentos a sus hijos. Las madres prefieren no comer y dejar su ración para poder dársela a sus niños. Es tan duro para ellas verse en esa situación…
La mujer en África, aparte del papel reproductivo tiene un papel de producción. En el campo sembramos, cosechamos, nos ocupamos de los animales, y estamos al tanto del ganado, propiedad de los hombres. También ordeñamos a los animales, además de moler los cereales y venderlos.

Nos hemos levantado hoy y la mayoría de nosotros hemos felicitado a nuestra madre, cuando deberíamos de felicitarlas todos los días, ya que el ‘’Día de la madre’’ es un invento comercial, pero ese es otro tema. Simplemente quiero recordar que en el Cuerno de África también hay madres como las nuestras viendo morir a sus hijos de hambre o dándole comida de animales para saciarles sin poder hacer nada. Mientras nosotros compramos regalos, vemos el fútbol sin preocupaciones… Nos vamos derechos a la quiebra o estamos ya en ella y aún así se notan las diferencias y mal reparticiones. Estamos en crisis, crisis que desearían tener en África.
Felicidades a todas las madres, incluidas las de Sahel.


Por cierto Antonio, olvidándome del texto, he visto el corto ‘’La isla de las flores’’ para que cuando puedas me lleves las actividades que dijiste que tenías. Un saludo. 

jueves, 26 de abril de 2012

Veintiséis de abril.

Hoy, hace horas, puedo decir que he vivido uno de los momentos que nunca olvidaré por eso pongo este texto de Rodolfo Alfonso:
Vive a la plenitud.
Vive la vida por completo, cada minuto,
cada momento.
Vive la vida con sus alegrías y tristezas.
Vive cada rayo de sol y cada brillo de las estrellas.
Vive el sonido del mar y trinar de las aves.
Vive el viento y la tormenta.
Vive al máximo tu existencia.
Vive la vida que te haya tocado vivir.

A veces, es un día especial y basta saber que te importa demasiado lo que va a pasar, para que todo vaya al contrario de como quieres que vaya.
Hay cosas que suceden que afectan negativamente a tu vida y cuando menos querías que explotasen, explotan y aunque creías tenerlo controlado las reflejas de una manera inadecuada e irremediable.
Me preparo para la ocasión y cuando va a comenzar el proyecto no soy capaz de llevarlo a cabo simplemente porque los demás  han hecho que algunos de sus textos se vincularan demasiado conmigo. Y me alegra.  
Ves como una niña de doce años escribe poemas, otro que cuenta que la vida son fotografías que guardamos en nuestra mente y ves  como los demás recitan o leen y estás con personas con las que compartes tu vida, era la ocasión perfecta para estar alegre.
Llorar en una de estas ocasiones es inútil porque como tú dices Antonio ‘’cada momento es único e irrepetible’’ y este sin duda, lo era, pero al igual que para algunos ha transmitido alegría a mí me ha transmitido otras cosas, pero me ha transmitido y es en lo que consiste.
No era uno de mis mejores textos, ni he logrado que llegara a lo demás y me entristece, pero sin duda alguna he podido comprobar que esto es de verdad importante, y no solo eso, sino que me ha hecho en el último instante armarme de valor y salir a leer.
 A pesar de todo me ha hecho saber que era más fuerte de lo que creía y cuando estaba leyendo, me he dado cuenta.
Gracias una vez más Antonio, a ti, y a todas las personas libro y lectoras del proyecto, para mí este día va a ser memorable siempre.

miércoles, 18 de abril de 2012

El sueño.

Si el sueño fuera (como dicen) una tregua,
un puro reposo de la mente, ¿por qué si
te despiertan bruscamente, sientes que 
te han robado una fortuna?, ¿por qué es
tan triste madrugar? La hora nos despoja 
de un don inconcebible, tan íntimo que 
solo es traducible en un sopor que la
vigilia dora de sus sueños, que bien
pueden ser reflejos truncos de los 
tesoros de la sombra de un obre 
intemporal que no se nombra y que 
el día deforma en sus espejos. 
¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?
J. Luis Borges

jueves, 12 de abril de 2012

La rebelión de las masas.

“En la escuela, cuando alguien notifica que el maestro se ha ido, la turba parvular se encabrita e indisciplina. Cada cual siente la delicia de evadirse a la presión que la presencia del maestro imponía, de arrojar los yugos de las normas, de echar los pies por alto, de sentirse dueño del propio destino. Pero como quitada la norma que fijaba las ocupaciones y las tareas, la turba parvular no tiene un quehacer propio, una ocupación formal, una tarea con sentido, continuidad y trayectoria, resulta que no puede ejecutar más que una cosa, la cabriola”.
Ortega y Gasset.

Antonio, primero darte las gracias por el poema de París ''Postal del cielo'' que nos has dedicado, es realmente precioso. También decirte, no por lo que algunos pensarían que lo hago sino por verdadero afecto, que aunque no lo creas en 1º de bachillerato (y hablo por mí) ya se echan en falta tus clases y pongo este texto, porque al contrario que yo, hay quienes (con el máximo respeto) ven tus horas como una presión y no como una forma de expresarnos libremente y de aprender. 

domingo, 11 de marzo de 2012

Margaret Mead.

Que yo no sea un fantasma inquieto que ronde tus pasos cuando vayan
más allá del punto donde me has dejado, de pie sobre la hierba recién crecida.
Que seas libre de tomar un camino cuyo fin no siento necesidad de conocer,
ni la ansiedad febril de estar segura de que vas adonde yo hubiera querido que fueras. 
Aquellos que encierran el futuro entre dos muros de piedras bien dispuestas
sólo echan un fantasma a andar por ellos un lóbrego camino para huesos polvorientos.
Que puedas pues partir sin remordimientos y dejar este país familiar.
Con un beso sobre mis cabellos, y todo el futuro entre tus manos.

sábado, 10 de marzo de 2012

Tengo estos huesos hechos a las penas.

Tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes:
pena que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.
Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes,
por una noche oscura de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.
Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.
Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.


Miguel Hernández 

lunes, 27 de febrero de 2012

Diógenes y el esclavo.

Diógenes solía salir con una linterna a plena luz del día, afirmando que buscaba a un hombre.
En el templo imploró caridad al sacerdote, que le dio su bendición como limosna. En el mercado, una joven le dio una moneda de cobre, mientras gastaba doce de plata en sus caprichos.
Cuando vio venir al príncipe de Salamina le pidió también limosna, pero éste lo apartó de un empujón. Entonces, un esclavo que había visto cómo trataba su amo al anciano, puso dos monedas en su mano. 
-¡He encontrado a un hombre!- exclamó Diógenes- ¡Y es un esclavo! 
La condición del hombre radica en el corazón, no en la apariencia. 
Frédéric-Edouard Plessis

domingo, 19 de febrero de 2012

La vuelta al mundo daré.

Este mundo me enseñó lo más duro de la vida, las raíces de tanto dolor, de las razas repartidas, continentes que veré como los hermanos, tan iguales y distintos a la vez, el más frío y el que va con la libertad unida, el más guapo, el más hostil y ese gran desconocido. Que triste es ver que nunca están unidos, por envidia, por poder, por Alá y por un cristo, por la sangre derramada de las guerras sin sentido y por no quererse amar.
Ya no se tiene ese fuego en la mirada, esa sinceridad que siempre nos mostrábamos. Aquella libertad recortaba sus alas, otra vez la amistad fue la gran traicionada, otra vez se olvidó por lo que se luchaba.

Alfredo González 

martes, 14 de febrero de 2012

Federico Moccia.

Y comprender que tal vez amar es otra cosa. Es sentirnos ligeros y libres. Es saber que no pretendes apropiarte del corazón del otro, que no es tuyo, que no te toca por contrato. Debes merecerlo cada día. Y se lo dices. Se lo dices a él. Y eres consciente de que hay respuestas que quizás deban cambiarse. Es precioso partir para volver a encontrar el camino.
Me coge por un brazo y lo aprieta con fuerza. Porque cuando alguien a quien quieres se te va, intentas detenerlo con las manos, y esperas poder atrapar así también su corazón. Pero no es así, el amor no es una deuda que saldar, no regala créditos, ni acepta descuentos. 

domingo, 5 de febrero de 2012

Los viajes de Gulliver.

Según observaciones, nos encontrábamos a treinta grados, dos minutos de latitud Sur. De nuestra tripulación murieron doce hombres, a causa del trabajo excesivo y la mala alimentación, y el resto se encontraba en situación deplorable. El 15 de noviembre, que es el principio del verano en aquellas regiones, los marineros columbraron entre la espesa niebla que reinaba una roca a obra de medio cable de distancia del barco; pero el viento era tan fuerte, que no pudimos evitar que nos arrastrase y estrellase contra ella al momento. Seis tripulantes, yo entre ellos, que habíamos lanzado el bote a la mar, maniobramos para apartarnos del barco y de la roca. Remamos, según mi cálculo, unas tres leguas, hasta que nos fue imposible seguir, exhaustos como estábamos ya por el esfuerzo sostenido mientras estuvimos en el barco. Así, que nos entregamos a merced de las olas, y al cabo de una media hora una violenta ráfaga del Norte volcó la barca. Lo que fuera de mis compañeros del bote, como de aquellos que se salvasen en la roca o de los que quedaran en el buque, nada puedo decir; pero supongo que perecerían todos. En cuanto a mí, nadé a la ventura, empujado por viento y marea. A menudo alargaba las piernas hacia abajo, sin encontrar fondo; pero cuando estaba casi agotado y me era imposible luchar más, hice pie. Por entonces la tormenta había amainado mucho.
Jonathan Swift 

martes, 10 de enero de 2012

Nochebuena.

Fernando Silva dirige el hospital de niños en Managua.
En vísperas de Navidad, se quedó hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar.
Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo quedaba en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón: se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba detrás. En la penumbra, lo reconoció.
Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizás  permiso.
Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano.
-Decidle a…-susurró el niño-. Decidle a alguien que yo estoy aquí.
Eduardo Galeano, El libro de los abrazos.